Cómo cobrar X000$ ilegales y no morir en el intento.
La verdad es que el tema del dinero en este país me llevaba por el camino de la amargura. (ya os comenté que era pobre como las ratas) La primera vez que cobré de mi jefa, me lo dio en mano porque sabía que yo tenía un visado para labores humanitarias con el que no podía trabajar.
Ella no cesaba de preguntarme si no podía conseguir una cuenta bancaria porque ellos acostumbran a pagar todo con tarjeta y llevar cash le incomodaba.
Claramente no podía porque en EE.UU. tener una cuenta bancaria es casi como tener una propiedad, casi lo puedes contar como activo de tu propia economía, y si realmente allí no estás trabajando, ¿para qué vas a tener una cuenta de banco?
La segunda vez que me pagó, también lo hizo en cash. Ya eran X000$, yo llevaba un mes esperando como loca a cobrarlo y estaba deseosa de llegar a un lugar seguro y plantarlo ahí.
Pero...yo no tenía intimidad.
La primera intimidad que encontró el dinero, fue mi sujetador. Desde el estudio de arquitectura, hasta el lugar más peligroso de Brooklyn viajó durante una hora y yo pensé en todas las formas en las que alguien podía saber que yo llevaba tanta pasta encima y robarme. La primera vez que paseaba con todo ese dinero en el sujetador por las calles de Manhattan, lo único que pensaba era:
-¡No sé qué narices he hecho con mi vida para llegar a este punto!
Esto suelo pensarlo varias veces.
Viviendo en una ONG con 20 literas, 40 personas y sin pared alguna, decidí esconder el dinero en el lugar mas absurdo y propio que encontré. Entre la sábana y el colchón.
Así estuve 5 meses...durmiendo encima de X000$ todos los días, y con 40 personas pululando por ahí, pero parece que nadie quiso robarme.
Pero el último mes, había trabajado mucho más tiempo, me iba a quedar los últimos quince días en casa de un amigo porque mi jefa me pidió que me quedara más tiempo y eso hizo que se me acumularan más pagos.
Así que el último mes, el pago era una barbaridad. Yo no había visto tantos euros, pues imaginaros en dólares de esos de las películas. El problema es que esa vez, ella decidió darme un cheque.
¡¡¡UN PUÑETERO CHEQUE!!!
Al principio en el cheque ponía mi nombre, ...pues ya íbamos mal.
Fuimos mi mejor amiga y yo al banco, me pidieron el dni, me preguntaron por qué era español, me preguntaron por qué tenía que cobrar tanto dinero de un estadounidense y a continuación se metió dentro a hablar con alguien. Yo cojí mi dni y corrí todo lo que pude.
La segunda vez, mi jefa escribió la plabra 'CASH' en el cheque y me dijo que quemara el anterior.
Otro momento gracioso de mi vida fue el de coger una cazuela gigante en 'la base' (la cual no tenía ni ventanas ni puertas de evacuación), y meter el cheque prendiendo fuego hasta que se deshiciera y mandar una foto por sms a mi jefa para que ella comprobara que lo había destruido y nadie podía cobrarlo.
Ains...¡No sabía qué narices había hecho con mi vida para llegar al punto de quemar dinero!
Mi mejor amiga allí, Ashlee, intentó cobrarme el cheque. Ella trabajaba para la ONG y cobraba de ella pero aun así no le dejaron cobrar porque no era de su mismo banco (éste era alguno muy pijo, por supuesto).
El segundo intento fue por parte de Nica, médico en NY que parece ser que no cobraba lo suficiente como para que no lo investigaran y les pareció muy raro. Así que ni por esas podía cobrarlo...
Estuve mucho tiempo pensando en quién conocía yo con tanto dinero como para cobrar un cheque tan grande y que no les pareciera raro dárselo. Por desgracia Luck ya se había marchado.
Meses atrás en un bar, y de la forma mas 'friki' posible conocí a un tío desgarbado que en la barra me estuvo hablando largo rato sobre el hipercubo y a partir de esa conversación nos hicimos buenos amigos. Solo quedábamos de vez en cuando para comer sushi y hablar de trabajo. Él era matemático, trabajaba para la NASA, para una empresa a distancia de rusos y encima en su tiempo libre hacía renders espectaculares de edificios porque se aburría. (lo que para otros es un trabajo a tiempo completo)
Yo nunca sospeché que él ganara dinero porque siempre vestía muy dejado y tenía pintillas de frikillo. Por suerte, la última semana me acogió en su casa tres días cuando destruyeron la ONG y pude comprobar que las apariencias engañan. Vivía en un lugar espectacular de Williamsburg, era más impresionante que el de Luck. Se levantaba a las 5 de la mañana para hacer negocios con rusos y grababa canciones cantadas por él. Todo un personaje.
Yo estaba acojonada, tenía una semana para cobrar el cheque, 2 días no abrían por fin de semana y podía acabar yéndome sin X000$ en la cartera.
Se avecinaba el apocalipsis.
Finalmente y sin suponerle un esfuerzo, fuimos al banco el último día, y ahí, en manhattan, recogió la pasta sin que nadie le pusiera una pega ni a él le supusiera un problema y me la dio en un sobre en pleno banco. Y nos fuimos. Yo cobré.
Nunca sabré ni imaginaré, cuánto dinero gestionaba.
Final: Me habían chivado que si llevabas más de no sé cuanto dinero en el equipaje en el avión, te podían parar, denunciar, investigar, preguntar o qué se yo qué tortura.
Preferí no arriesgarme y coloqué todo el dinero en tacos entre la ropa de las dos maletas facturadas con las que volvía.
Mi madre me había pedido que conservara el portátil antiguo, ya que yo me había comprado uno nuevo en EE.UU. para poder dejárselo a ella. Claro, uno tenía que ir en una de las maletas.
Lista de mí que no pensé más y cuando llegué a España, me habían abierto la maleta para revisar el portátil con el que viajaba. Abierta de par en par encima de la cinta, y conservando aún todos y cada uno de los dólares que yo había metido entre los jerseys.
Todo, pero todo, son hechos reales.
Ella no cesaba de preguntarme si no podía conseguir una cuenta bancaria porque ellos acostumbran a pagar todo con tarjeta y llevar cash le incomodaba.
Claramente no podía porque en EE.UU. tener una cuenta bancaria es casi como tener una propiedad, casi lo puedes contar como activo de tu propia economía, y si realmente allí no estás trabajando, ¿para qué vas a tener una cuenta de banco?
La segunda vez que me pagó, también lo hizo en cash. Ya eran X000$, yo llevaba un mes esperando como loca a cobrarlo y estaba deseosa de llegar a un lugar seguro y plantarlo ahí.
Pero...yo no tenía intimidad.
La primera intimidad que encontró el dinero, fue mi sujetador. Desde el estudio de arquitectura, hasta el lugar más peligroso de Brooklyn viajó durante una hora y yo pensé en todas las formas en las que alguien podía saber que yo llevaba tanta pasta encima y robarme. La primera vez que paseaba con todo ese dinero en el sujetador por las calles de Manhattan, lo único que pensaba era:
-¡No sé qué narices he hecho con mi vida para llegar a este punto!
Esto suelo pensarlo varias veces.
Viviendo en una ONG con 20 literas, 40 personas y sin pared alguna, decidí esconder el dinero en el lugar mas absurdo y propio que encontré. Entre la sábana y el colchón.
Así estuve 5 meses...durmiendo encima de X000$ todos los días, y con 40 personas pululando por ahí, pero parece que nadie quiso robarme.
Esta soy yo, y un fajo de billetes en las tetas. |
Así que el último mes, el pago era una barbaridad. Yo no había visto tantos euros, pues imaginaros en dólares de esos de las películas. El problema es que esa vez, ella decidió darme un cheque.
¡¡¡UN PUÑETERO CHEQUE!!!
Al principio en el cheque ponía mi nombre, ...pues ya íbamos mal.
Fuimos mi mejor amiga y yo al banco, me pidieron el dni, me preguntaron por qué era español, me preguntaron por qué tenía que cobrar tanto dinero de un estadounidense y a continuación se metió dentro a hablar con alguien. Yo cojí mi dni y corrí todo lo que pude.
La segunda vez, mi jefa escribió la plabra 'CASH' en el cheque y me dijo que quemara el anterior.
Otro momento gracioso de mi vida fue el de coger una cazuela gigante en 'la base' (la cual no tenía ni ventanas ni puertas de evacuación), y meter el cheque prendiendo fuego hasta que se deshiciera y mandar una foto por sms a mi jefa para que ella comprobara que lo había destruido y nadie podía cobrarlo.
Ains...¡No sabía qué narices había hecho con mi vida para llegar al punto de quemar dinero!
Mi mejor amiga allí, Ashlee, intentó cobrarme el cheque. Ella trabajaba para la ONG y cobraba de ella pero aun así no le dejaron cobrar porque no era de su mismo banco (éste era alguno muy pijo, por supuesto).
El segundo intento fue por parte de Nica, médico en NY que parece ser que no cobraba lo suficiente como para que no lo investigaran y les pareció muy raro. Así que ni por esas podía cobrarlo...
Estuve mucho tiempo pensando en quién conocía yo con tanto dinero como para cobrar un cheque tan grande y que no les pareciera raro dárselo. Por desgracia Luck ya se había marchado.
Meses atrás en un bar, y de la forma mas 'friki' posible conocí a un tío desgarbado que en la barra me estuvo hablando largo rato sobre el hipercubo y a partir de esa conversación nos hicimos buenos amigos. Solo quedábamos de vez en cuando para comer sushi y hablar de trabajo. Él era matemático, trabajaba para la NASA, para una empresa a distancia de rusos y encima en su tiempo libre hacía renders espectaculares de edificios porque se aburría. (lo que para otros es un trabajo a tiempo completo)
Yo nunca sospeché que él ganara dinero porque siempre vestía muy dejado y tenía pintillas de frikillo. Por suerte, la última semana me acogió en su casa tres días cuando destruyeron la ONG y pude comprobar que las apariencias engañan. Vivía en un lugar espectacular de Williamsburg, era más impresionante que el de Luck. Se levantaba a las 5 de la mañana para hacer negocios con rusos y grababa canciones cantadas por él. Todo un personaje.
Yo estaba acojonada, tenía una semana para cobrar el cheque, 2 días no abrían por fin de semana y podía acabar yéndome sin X000$ en la cartera.
Se avecinaba el apocalipsis.
Finalmente y sin suponerle un esfuerzo, fuimos al banco el último día, y ahí, en manhattan, recogió la pasta sin que nadie le pusiera una pega ni a él le supusiera un problema y me la dio en un sobre en pleno banco. Y nos fuimos. Yo cobré.
Nunca sabré ni imaginaré, cuánto dinero gestionaba.
Final: Me habían chivado que si llevabas más de no sé cuanto dinero en el equipaje en el avión, te podían parar, denunciar, investigar, preguntar o qué se yo qué tortura.
Preferí no arriesgarme y coloqué todo el dinero en tacos entre la ropa de las dos maletas facturadas con las que volvía.
Mi madre me había pedido que conservara el portátil antiguo, ya que yo me había comprado uno nuevo en EE.UU. para poder dejárselo a ella. Claro, uno tenía que ir en una de las maletas.
Lista de mí que no pensé más y cuando llegué a España, me habían abierto la maleta para revisar el portátil con el que viajaba. Abierta de par en par encima de la cinta, y conservando aún todos y cada uno de los dólares que yo había metido entre los jerseys.
Todo, pero todo, son hechos reales.
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