Couchsurfing.

Vivir en una ONG durante tanto tiempo es una cosa de locos. Vivir el contraste entre la pobreza y la riqueza puede desgastarte tanto internamente como las alteraciones personales.
Yo, mí misma, y mis sueños. 
En la mía en cuestión se trabajaba 6 días en semana (a mí acabaron dándome más por el trabajo en Manhattan y pasé a trabajar los 8 días de la semana). Nadie en la ONG se quedaba tanto tiempo como yo. Yo veía entrar y salir gente de todos los países, todas las vidas, y todas las nacionalidades.  Pude conocer a más de 300 personas de todo el mundo (y a sus rarezas) y salir viva. 

Pero la cabeza a veces necesita respirar y llorar, y por ello, una vez cada mes, mi ONG te 'invitaba' a irte durante 3 días. Sin decirte a donde. Sin darte idea de dónde caerte. 

La primera vez que tuve que marcharme tuve la suerte de que una chica de 'la base' me invitara a su casa en Philly y con eso solventara el tema de pagar una casa tres noches en NY cuando yo era sumamente pobre. 

La segunda vez que tuve que hacerlo, yo ya había conseguido el trabajo en Manhattan e iba a trabajar los tres días, así que tenía que quedarme rondando por ahí. Todavía no había cobrado más que 600 dólares por la prueba que hice para que me cogieran y que empleé en comprar un ordenador (el mío no iba bien) así que seguía siendo pobre como las ratas. 

La entrada
Pregunté a la gente que trabajaba en 'la base' si se les ocurría algún lugar barato al que ir, estuve mirando muchos Airbnb pero no eran nada baratos. Ashlee, mi mejor amiga allí, me comentó que ella había hecho couchsurfing con una familia que la había acogido y ahora eran buenos amigos y todos los meses en su 'retiro' se iba con ellos. Así tal cual, acogido. Hay una aplicación de viajeros que te acogen porque sí, y ¡joder que si te acogen! Justo otra compañera Española me contó su experiencia en Río de Janeiro cuando viajaba con su madre y estuvieron 15 días de couchsurfing en una mansión.

Porque claro, ¿quién tiene interés en dejar su casa? Gente que vive sola, que le gusta sociabilizar o quiere aprender idiomas nuevos, y que por supuesto le sobra tanto el dinero y el espacio en casa como para dejarte un 'couch' o un sofá para dormir y no cobrarte por ello. 

La verdad es que me puse a investigar y postulé a varios que vivían en Manhattan, pero todos me rechazaban porque no entendían que alguien que vivía en Brooklyn fuera a Manhattan a dormir tres días, preferían viajeros y con buenos comentarios...y yo era nueva. ¡Había gente que prestaba pisos enteros!

Cuando vi el perfil de Luck pensé que tenía que ser rarito porque salía una foto que no se le veía la cara y eso ya daba miedo. Pero confié, me leí su descripción entera y pude comprobar que parecía muy normal. Un chico ingeniero que trabajaba y vivía solo y hacía couchsurfing hasta a dos personas en su sofá en 'L' porque era sumamente cómodo y cuando él estudiaba en Boston varias veces tuvo que hacer couch así que decidió devolver el favor. Además estaba aprendiendo Español y Ruso. 

Me venía al pelo aunque hasta el penúltimo día no me contestó y me puse muy nerviosa porque yo seguía sin piso. Cuando lo hizo rápido y conciso me dio una alegría, aunque un 'Ok, I can host you' puede que no fuera suficiente para quitarme los miedos a un loco sin foto. 

Al día siguiente fue a trabajar a mis maravillosas oficinas con una maleta y esperé a que me contestara con la dirección. Estaba asustada de quedarme literalmente en la calle y ya pensaba cómo esconderme en el baño mientras cerraban la oficina y dormir en el salón. 

Pero finalmente, a las 7 de la tarde, me llegó un mensaje 'Lo siento Main, he estado de reuniones en San Francisco (recordamos que es un lugar sin internet) y muy ocupado. La dirección es...'

Y entonces me di cuenta. Era la misma calle en la que estaba, la 42nd...y el número, el de en frente. 
Corrí hacia la ventana de las oficinas y ahí estaba. SURREALISTA. 

Bajé, con mis taconcitos, mi maleta y diciendo adiós al 'doorman' de la entrada y crucé la calle. 

Un portal espectacular. Un lugar impresionante. Y del ascensor salió un chico alto, moreno, ojos azules y con una gran sonrisa. 

Subiendo en el ascensor iba pensando en que había pasado de dormir en una cama con chinches, a pensar en esconderme en un baño, a subir hasta la planta 37 de un rascacielos y dormir con las mejores vistas de mi vida. 

Efectivamente, el lugar era impresionante. Vistas a Manhattan y al Río Hudson, y las preciosas luces de la ciudad de noche. 

Me sirvió algo de beber, y charlamos. Luck era ingeniero del M.I.T., la mejor escuela de ingenieros del mundo, y tenía dos carreras allí. Una de ellas era informática así que nos dio tema de conversación durante las 6 horas que estuvimos hablando. Fue encantador, la conversación superfluida, aprendí mucho de él, un hombre que nació en Brasil y tenía raíces Judías. Era muy Judío. Congeniamos al instante. 

Me dejó un edredón y dormí felizmente en su 'couch' que efectivamente era una maravilla. 

Esta historia continua...en 'La vida a lo Manhattan'

Todo son hechos reales. Main Stanich. 





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