Financiaciones LOEWE
Cuando decidí irme a Nueva York era muy pobre. Sin unos padres que te lo paguen todo y con un trabajo a tiempo parcial de azafata, modelo, imagen o lo que caiga...pues era pobre.
Cuando nos llamaron para hacer unos spots publicitarios de unas discotecas famosas de Madrid, tuve la suerte de conocer a uno de los dueños o gerentes de éstas. No me esperaba para nada que de llevarnos bien él entendiera 'amor' ya que para nada nos conocíamos de nada. Pero parece ser que mis dotes de inversora en hoteles en España (una conversación muy larga y aburrida) le parecieron interesantes y empezó a mostrar mucho interés en mí.
Yo entonces tenía novio, y se lo dije. Por alguna razón no se dio por vencido y empezó a enviarme a casa un montón de cosas bonitas y ricas como jamón serrano (como veis no me conocía, porque no como carne) o aceites.
La obsesión pareció llegar a más y tras tantos intentos fallidos de que yo fuera a montar a caballo con él (eso solo lo hago con las amigas, claro), un día se plantó en mi casa un mayordomo, sí, M-A-Y-O-R-D-O-M-O, a dejarme una bolsa enorme dorada.
Lo abrí, y sí, un bolso de Loewe MÁS CARO QUE MI COCHE.
Esa persona un día se enamoró de la persona equivocada y creyó poder comprarla con cosas caras y bonitas . La persona equivocada trabajaba en discotecas y spots publicitarios solo para pagarse un ordenador para la carrera.
Ahora tenía un bolso más caro que mi coche, y seguía sin ordenador.
Las veces que lo llevé puesto fueron un total de: 1.
Me daba más miedo que me robaran el bolso que la cartera.
Por lo que pasó un largo año entre mis dudas esperando a que lo vendiera. Pero nada me motivaba a ello.
El día que supe que un proyecto de una ONG se abría en Brooklyn en los próximos meses y que yo tenía que irme YA para poder pillarlo, puse el bolso en venta en 'Chicfy' tirado de precio y sin decir las razones por las que quería venderlo, ...por supuesto avisando al dueño de que para tener el bolso tomando el polvo, mejor lo vendo.
Me escribieron un total de 96 chicas por chicfy únicamente mareando la perdiz con el bolso. Todas lo querían, nadie lo podía. Pero motivaban, ayudaban, reescribían, pujaban...Al final lo vendí, por un tercio de su valor y a la tía más pija que nunca he conocido. Ella me preguntó por qué lo vendía y entonces le conté la realidad. Quedó tan sorprendida que cuando volví a casa decidí volver a subir el bolso a 'Chicfy' con un precio por el que nadie lo compraría para contarle y agradecerle a todas esas chicas lo que habían ayudado.
Años han pasado y eso sigue aquí: Mi bolso en CHICFY
Gracias a este último anuncio me contactaron cuatro chicas muy interesadas en la historia, entre ellas mi amiga Alejandra.
Conclusión 1: Cuando vine a NY con el cambio de teléfono perdí el número de ese hombre y nunca volví a saber nada de él. Espero que ande regalándole bolsos a alguna mujer algo más agradecida que yo con las marcas de lujo.
Conclusión 2: No tengo bolsos caros. Pero ahora mismo, tengo una vida que vale muy cara. Más que mi coche.
Todo son hechos reales. Por Main Stanich.
Cuando nos llamaron para hacer unos spots publicitarios de unas discotecas famosas de Madrid, tuve la suerte de conocer a uno de los dueños o gerentes de éstas. No me esperaba para nada que de llevarnos bien él entendiera 'amor' ya que para nada nos conocíamos de nada. Pero parece ser que mis dotes de inversora en hoteles en España (una conversación muy larga y aburrida) le parecieron interesantes y empezó a mostrar mucho interés en mí.
Yo entonces tenía novio, y se lo dije. Por alguna razón no se dio por vencido y empezó a enviarme a casa un montón de cosas bonitas y ricas como jamón serrano (como veis no me conocía, porque no como carne) o aceites.
La obsesión pareció llegar a más y tras tantos intentos fallidos de que yo fuera a montar a caballo con él (eso solo lo hago con las amigas, claro), un día se plantó en mi casa un mayordomo, sí, M-A-Y-O-R-D-O-M-O, a dejarme una bolsa enorme dorada.
Lo abrí, y sí, un bolso de Loewe MÁS CARO QUE MI COCHE.
Esa persona un día se enamoró de la persona equivocada y creyó poder comprarla con cosas caras y bonitas . La persona equivocada trabajaba en discotecas y spots publicitarios solo para pagarse un ordenador para la carrera.
Ahora tenía un bolso más caro que mi coche, y seguía sin ordenador.
Las veces que lo llevé puesto fueron un total de: 1.
Me daba más miedo que me robaran el bolso que la cartera.
Por lo que pasó un largo año entre mis dudas esperando a que lo vendiera. Pero nada me motivaba a ello.
El día que supe que un proyecto de una ONG se abría en Brooklyn en los próximos meses y que yo tenía que irme YA para poder pillarlo, puse el bolso en venta en 'Chicfy' tirado de precio y sin decir las razones por las que quería venderlo, ...por supuesto avisando al dueño de que para tener el bolso tomando el polvo, mejor lo vendo.
Me escribieron un total de 96 chicas por chicfy únicamente mareando la perdiz con el bolso. Todas lo querían, nadie lo podía. Pero motivaban, ayudaban, reescribían, pujaban...Al final lo vendí, por un tercio de su valor y a la tía más pija que nunca he conocido. Ella me preguntó por qué lo vendía y entonces le conté la realidad. Quedó tan sorprendida que cuando volví a casa decidí volver a subir el bolso a 'Chicfy' con un precio por el que nadie lo compraría para contarle y agradecerle a todas esas chicas lo que habían ayudado.
Años han pasado y eso sigue aquí: Mi bolso en CHICFY
Gracias a este último anuncio me contactaron cuatro chicas muy interesadas en la historia, entre ellas mi amiga Alejandra.
Conclusión 1: Cuando vine a NY con el cambio de teléfono perdí el número de ese hombre y nunca volví a saber nada de él. Espero que ande regalándole bolsos a alguna mujer algo más agradecida que yo con las marcas de lujo.
Conclusión 2: No tengo bolsos caros. Pero ahora mismo, tengo una vida que vale muy cara. Más que mi coche.
Todo son hechos reales. Por Main Stanich.
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