La verdadera juventud de JAMES BOND.

La primera noche que llegué a la ONG, dormí sobre las tablillas de la litera de madera que me correspondía. Sin colchón ni nada...estaba tan cansada que no recuerdo más.

'La base' Somos los que éramos, y faltaban los que no estaban. Aún.  
El segundo día pensé que no había ni un solo tío bueno en toda la ONG, eso me venía genial porque yo me había prometido a mí misma NO TENER ni un solo atisbo de relación sentimental dentro de 'la base' ya que ahí no existía la intimidad y pasaba ser comida de los leones cotillas.

El tercer día, entró uno de los Supervisores que venía de días libres, y yo solo pude oírle decir de lejos 'wow, ha llegado la primera chica guapa a esta ONG'. Entonces presté atención. Era un crío. Pero un crío de dos metros, con una cara preciosa y una sonrisa bonita, y un cuerpo de llevar cargando vigas de madera desde pequeño.

No presté mucha atención.

El tercer día por la noche, él se acercó a mi litera e intentó decirme que saliera con él a tomar cervezas.  -No, gracias. - Se me quedaba mirando con sus ojillos azules, creo que quería conquistarme o algo de eso, -yo ni caso.-

El tercer día por la noche, yo iba a la cocina a por un vaso de agua antes de dormir. Él entraba en la cocina borracho, se abalanzaba sobre mí e intentaba besarme. ¡Joder macho, tres días aquí y ya llevaba una cobra!

A la semana, era mi cumpleaños. Habíamos quedado todos en un bar a tomar cervezas y yo me había puesto muy mona con el único vestido que tenía. Él corrió a sentarse a mi lado.

Cuando ya llevaba varias copas encima no paraba de bromear sobre mí, de jugar con mi pelo, de hacer como que iba a tocarme...

-¿A qué le tienes miedo, James? ¿A tocarme?.-dije ya enfadada. Y entonces apreté su mano contra mi muslo. Él de repente se puso rojo como un tomate y se fue corriendo al baño.

Solía llegar borracho cada noche, era muy divertido verle llegar borracho excepto para mí que era terrible porque intentaba perseguirme por la ONG. Un día dejó de hacerlo.

Parece ser que James, se pasaba el tiempo viviendo en All Hands (nuestra ONG). Por lo que no solía estar más de 5 meses en el mismo proyecto y no más de una semana con la misma chica que viniera al proyecto. Le encantaba eso. Le encantaba cambiar de chica. Así que en el momento que se enteró que yo no era 'pasajera' prefirió no buscarme. Mejor no jugar con fuego.

Pasaron varias semanas, no podía evitar mirarme como un conquistador y cazador cuando yo salía de la ducha en toalla y yo a él como al sobrino que no tenía.

Había algo que me atraía de él o de su cara de pícaro y que a la vez repelía. Al mes siguiente, mierda, nos tocó en el mismo equipo. Él era mi Supervisor. Y entonces descubrí, que de día, era otra persona.

Era un profesor de construcción increíble, llevaba construyendo desde los 12 años y le encantaba. Sabía muchísimo. Entendía a la perfección cómo funcionaban las fuerzas de las vigas, como machihembraba la madera...era un cerebro.

Todos los días volvíamos en el coche callados. Los dos delante, y los rotatorios detrás. Parecíamos siempre enfadados hasta que un día...me vio dibujando en un cuaderno y se acercó a hablarme.

Pude descubrir que le gustaba cómo dibujaba porque él dibuja también, y ¡cómo dibujaba!. Era impresionante. Cortaba trozos de pladur que guardaba en su litera y dibujaba en ellos unos paisajes...cuando me los enseñó no podía creerlo.

Al día siguiente, me llamó al cassette de la obra. -He traído algo para ti, siéntate conmigo.- Y empezó a sonar Jazz...me encanta el Jazz pero nunca sabré cómo él lo supo. Solíamos escuchar música de la radio cuando trabajábamos y solían quejarse los demás por la música que James ponía, pero ahí estaba, haciéndonos felices.
James y yo, los únicos a los que enseñaron a hacer Gotelé. 

Otro día me pidió que lo acompañara a una librería, claro que lo hice. Y de ahí me llevó a un jardín botánico en Brooklyn, y empezó a leer poemas de un libro en castellano que se había comprado.

-Estoy aprendiendo castellano para aprender a escribir poesía, me encanta.-

-¿Quién eres?

Y así fue como en ese tiempo, nos hicimos muy buenos amigos. Era increíble lo distintos que éramos y a la vez iguales. Creo que le encantaba pasar tiempo conmigo. Venía a verme solo para hablar de filosofadas o pensar sobre una poesía, a ponerme jazz o a molestarme mientras trabajaba con una pistola de balas de goma. Me hacía reír y a la vez me enseñaba muchísimo.

-Lo siento James, tú no me convienes. -siempre le decía yo riéndome cuando hacíamos bromas sobre el tema.
-Yo quiero que tú seas la madre de mis hijos, pero no ahora. -él solía liarse con esa, aquella, de hecho tenía alguna más agarrada frecuentemente. Pero toda la ONG sabía que yo era la única que jamás se iba a dejar tocar. Porque todas caían, yo creo que él no quería que yo cayera nunca. Y así hice.

Me protegía muchísimo, siempre me acompañaba si tenía que comprar algo o hasta alguna parada de metro. Vivíamos en una zona muy peligrosa y siempre me decía -Main, eres muy importante para mí, no me permitiría que te pasara nunca nada. -Lo repetía una y otra vez.

'You are so smart to me, Main.' -me hacía gracia que repitiera siempre lo mismo cuando iba borracho.

Había veces que veíamos muchos películas en los sofás y nos tocaba juntos. A veces me rozaba la mano. Yo me reía porque veía sus zapatillas roídas y sus pantalones de cuando era pequeño...y me daba aún más ternura.

Por las mañanas, era un caballero, un Don Juan, un mentor. Por las noches, era Daniel el travieso. Por las mañanas todos hacían bromas sobre cómo serían nuestros hijos, cuántos quería tener James, cómo y dónde viviríamos, cómo sería la casa...si en la montaña...Todo el mundo lo tomaba como algo normal.
Para los que visteis la foto de James antes,
la he cambiado porque  aún no me ha
contestado si la podía poner.
El más parecido que he encontrado. jejejeje

Tanto era así que todo llegaba a oídos de la chica a la que más frecuentaba, y esa vez hubo problemas. Fueron todos juntos a hacer la colada y a la vuelta se encontraron conmigo y James decidió darse la vuelta y acompañarme la hora que tenía que estar en la lavandería. Ella puso mala cara. Cuando salimos fuimos todos a la playa a tomar cervezas y él se pasó hablando conmigo todo el tiempo. Ella se emborrachó muchísimo y cuando se marcharon todos, nosotros seguimos detrás de camino a casa. Pero ella se había quedado en la playa, sola. En la zona más peligrosa de Brooklyn.

Nadie se dio cuenta de que faltaba porque todos íbamos hablando. James y yo más atrás. Entonces ella desde la barandilla empezó a gritarle:

-¡Vete con ella! ¡Vete con ella!

-No podemos dejarla sola. -dijimos los dos al unísono.

-No quiero dejarte. -me dijo mirándome.

-Ella te necesita más que yo. Ellas siempre te van a necesitar más que yo.

Y cogió, me dio un beso en la frente y se fue a buscarla.

Creo que hay poco de esta historia que no quedara resumido en el poema que escribí cuando empezamos a conocernos. Y en las mil notas que nos hemos dejado. Una historia que los dos conocíamos, y que por suerte los dos sabíamos. Que jamás tendríamos nada juntos. Pero no hace falta tener nada con nadie, para que te recuerden siempre.

Final: La historia final de James, es que poco antes de desmontar la base y dejar todo el proyecto, y no volver a verlos, Ashlee me contó su pasado.

Yo le había preguntado unas mil veces por qué no había estudiado ingeniería o arquitectura. Ver allí a alguien tan inteligente y que no pareciera querer usarlo...Parecía un niño huérfano o abandonado desde los 12 años a su suerte. Yo no entendía por qué.

Pues resulta que James, es el menor de la familia Bond, una familia muy apoderada y rica de Estados Unidos. Sus padres tienen varias carreras cada uno y sus hermanos son ingenieros. Es una familia muy pija que nada le pegaba a él. Cuando tenía 16 años,  dejó los estudios y decidió conocer el mundo entero con nuestra ONG, pagarse enteramente su vida trabajando y cuando yo me iba sabía que se tenía que poner a trabajar en otro proyecto solo para pagar una multa de coche que le habían puesto. Lo habían cogido en varias ocasiones en universidades pero nunca se había decidido empezar a estudiar. Y así llevaba desde entonces. Estudiaba por las noches y vivía completamente a la deriva.

Este verano hemos quedado con unos amigos en una cabaña en medio del bosque y los lagos de Estocolmo. Volveremos a encontrarnos.


Y en cada una de las veces que cruzamos las miradas

soy capaz de reconocerte.

Y en cada una de las cosas que no quiero saber de ti

me cruzo conmigo misma.

Y entre cada cosa que tenemos en común

ponemos un muro nuevo.

Y en cada minuto desde que nos conocimos

han pasado años echándote de menos.

Y en cada voz que oigo de tus pensamientos hacia mí

están mis ganas de tirarme a tus brazos.

Y en cada roce

para el tiempo.

Y en cada mirada esquiva

está tu cara de pillo sonrojada.

Y en cada momento que esperamos a la oscuridad

están nuestras almas en un precipicio.

Y en cada momento riendo juntos,

saltan señales de tráfico amenazantes.

Y en las ganas de levantarme por volver a verte,

se esconden mis limitaciones del día a día.

Y en cada recuerdo que quiere reconocerte

están los tuyos huyendo por no encontrarse.

Y en cada segundo de intimidad

buscamos estar cerca sin estarlo…

Y en cada una de las cosas que me enseñas

Se esconde la mas valiosa de todas…

Lejos.

Lejos es el mundo donde vives tú, y cerca está muy lejos para ser donde vivo yo.



Todo fue real. Por y para ti, Main Stanich.





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