Aterriza como puedas.

Esta historia tampoco pertenece a Nueva York pero quiero contaros todas las historias locas que hay que vivir antes de que las cosas dejen de sorprenderte como a los demás.

Entre ellas esta historia, el día que 6 personas hicimos

CAÍDA LIBRE EN UN ASCENSOR.

Era mi cumpleaños, yo me había hecho un piercing en el labio por motivación propia, lo habíamos celebrado Lía y yo juntas y por alguna extraña razón acabamos en el piso de un amigo.

Cuando nos disponíamos a marchar, con algunas copas de más, nadie se percató de cuántos habíamos entrado en el ascensor. Se me saltaron los ojos al ver que estábamos todos, justo al mismo tiempo que se cerraba la puerta, alguien había pulsado el botón y ya no había marcha atrás.

-¿Pero cuántos somos?

Carla, Julio, Nuria, Naiara, Lía y yo...en un ascensor de cuatro personas.

Por alguna extraña razón, la cuerda falló y el ascensor descendió desde la planta sexta hasta los muelles de seguridad. Julio, probablemente el más borracho, terminó tirado en el suelo, Carla sintió un latigazo en la espalda y Nuria un esguince en el pie. A mí solo se me ocurrió saltar casi al final, tampoco me preguntéis por qué. Las demás estábamos bien.


De pronto algunas de mis amigas empezaron a sentir mucha claustrofobia, y empezaron a hiperventilar. Yo estaba más cerca de las puertas y haciendo fuerza con ellas hacia uno de los lados conseguí abrirlas (yo solo quería que se callara el agobio o me agobiaría), y gracias a esto vimos que quedaba un hueco de unos 30 cm entre el último forjado y el ascensor.

Nos mantuvieron casi dos horas dentro del ascensor. Los primeros vecinos que nos oyeron llamaron corriendo a los bomberos. Nosotras, y nuestros 17 años, lo único que pensábamos era en que en breves nos sacarían unos tiarrones mazados.

La situación era insostenible, el pie de Nuria, Julio tirado en el suelo borracho, Nai agobiada, Lía y Carla con cara de desquicie y yo encima explicando el funcionamiento de los poleas y la rotura de los cables de acero que no nos sujetaban. Cada uno es como es, pues aquí alguna quería cortarme la cabeza.

Finalmente, pasado largo rato, vino un bombero (no era un tiarrón espectacular ya que esos habían subido a la polea a intentar puentearla). El hombre intentó tranquilizarnos diciendo que podrían intentar sacarnos por el agujero.

-¿Por el agujero???-dijo Nai.

-Por favor, sáqueme a mí, no aguanto aquí más. -Dije yo.

Y ahí estábamos, adolescentes, mi amigo Julio borracho como una cuba levantándome por las piernas para que llegara al hueco, yo con medio cuerpo por el suelo del sótano y medio dentro, en falda, Julio intentando mirar, el bombero agarrándome por los brazos mientras contaba historias en las que haciendo esto se había caído el ascensor y había cortado a personas por el medio, y por supuesto, mis amigas gritando e incluso llorando al verme ahí. Cuando llevaba la mitad, con el ascensor en mi tripa, se oyó el walkie que decía:

-Soy Luigi, vamos a subir el ascensor a brazo.

Y entonces el bombero decidió que me tenía que devolver hacia dentro.

Yo sólo le gritaba, por favor, sáqueme que ya estamos a la mitad...pero nada.

Y ahí, espachurrados en el ascensor, nos levantaron un montón de bomberos 'a brazo'.

Conste en acta, que nunca vimos los brazos de 'Luigi', (aunque estuvimos ansiosas esperando a ver a nuestro salvador para soñar eternamente con él) pero que a día de hoy, todavía lo recordamos entre las amigas como el bombero que nos sacó

del ascensor en el que habíamos hecho

CAÍDA LIBRE.

Son todo hechos reales, eh Nai?, eh Lía? Por Main Stanich.





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